miércoles, 1 de mayo de 2013

Vengo a socializar!


Calor que raja la tierra. Frío que te congela los labios. Lluvía que te empapa las mechas y un viento capaz de levantar hojitas caídas y hacerlas aterrizar de lleno adentro del ojo. Y todos esos cambios climáticos en un mismo día. Señoras y señores, Buenos Aires se ha convertido en una vieja menopáusica que ya no retiene ni controla sus fluidos. Que alguien nos ampare y nos proteja.
Esta tarde me asomé por la ventana que divide el kiosko del mundo exterior. Puse mis manos juntas, como si estuviera implorándole a la virgen atacordones que se apiade de mí, y con un rostro tierno mi súplica no necesitó de verbos. No te voy a dar monedas, me dijo mi kioskera habitual. Mirá la cara de cachorrito golpeado que te pongo, nena, no podés ser tan insensible, le contesté. Se ofreció a cambiarme dos pesos y, mientras buscaba los pequeños disquitos dorados,se me ocurrio por que no charlar con la kioquera y quizas hacerme de una amiga... creo que desde que me mude que no conozco mucha gente a parte de la de mi iglesia y la de mi trabajo... como que ya no soy muy barriero que digamos asi que le pregunté si tenía novio. Ante la negativa, ofrecí presentarle a algún amigo soltero y sin apuros a modo de agradecimiento. Ante la segunda negativa, ofrecí presentarle a alguna amiga soltera y desesperada. Grave error. Fue en ese momento que la cara de la dama se transformó en una expresión mitad asco y mitad miedo. En un vago intento de arreglarla, mientras la joven se miraba a sí misma de pies a cabeza buscando algún rastro de lesbianismo, le conté de la vez que ví a un conocido sopapeándole el payaso a otro hombre en una fiesta. Y nadie se lo esperaba. De poco sirvió ya que, al borde de las lágrimas, mi último intento por salvar la situación fue decirle crudamente que "Uno nunca sabe". Soy un poco bestia a veces y se nota a la legua que "tacto" me la llevé a marzo del dos mil veinte. Hize la despedida más rápida que de costumbre antes que la chica en cuestión optara por arrojarme con algo por desubicado y huí pensando en que con tres preguntas pelotudas le cagué la tarde a una dama que ningún daño me hizo. Se ve que en el fondo soy un tipo jodido.