sábado, 24 de agosto de 2013

Pienso... ¿Y luego?




Siempre me decís que pienso mucho las cosas, las desarmo, las analizo, las vuelvo a armar y me doy cuenta que le faltan un par de tornillos como a mi cabeza, cuando me decís "¡Pará un poco! ¡¿no ves que sos una enfermo?!" Y ahí es cuando mi palabras se transgiversan, y empiezo a ta-ta-tartamudear porque tus ojos ficticios no paran de mirarme mientras trato de arreglar los cables que hicieron corto circuito porque conecté el azul con el rojo, porque son los colores que más te gustan, entonces me pongo como un nene que sabe que se mandó una macana, pero no de esas que son más grandes que una casa. no, claro que no. es una pequeña pero mi mente no para de pensar, y pensar y pensar, y de repente el ladrillo que solía ser un problema, empezó a llenarse de cemento, y un ladrillo arriba del otro y un ladrillo arriba del otro y se volvió una casa tan grande como una mansión, y mis cachetes se empiezan a poner colorados, y empiezo a sentir verguenza de lo que dije; voy y me siento en un rincón, porque la culpa me carcome, me agarro fuerte de las piernas y me vuelvo cual tortuga escondida en su caparazón, esperando..
Esperando no sé qué realmente, no sé si pueda esperar, porque hace unos meses que llegué acá, y siento que estoy 1000 años, y todo es insufrible, porque voy patiando piedras por la estacion de Tortuguitas, y plank plank plank, el camión de atrás me toca bocina, y me dice "nene, correte" "nene, correte, no ves que voy  a un lugar que no me importa ir, y ni siquiera sé por qué estoy tan apurado?" entonces me pongo a pensar en que.. ah no, cierto que no te gusta que piense tanto...