miércoles, 1 de mayo de 2013

Cara pálidas VS. Narices rojas!

Separados por alguns metros de distancia, puestos en cuclillas y formando un triángulo se encontraba un grupo de mimos maquillados. Advertido por la experiencia poco feliz del sujeto que había hecho una triste actuación hacía un par de cuadras, opté pasar lo más lejos posible que me permitiera el tumulto de gente. No tenía ganas de sumarme a una mini obra de teatro espontánea dirigida por nadie, mucho menos, por mudos de blanco. 
En el preciso momento que sentí que la etapa más dura del trayecto estaba superada, que había pasado desapercibido, uno de los sujetos se paró en frente mío e impidió que yo siguiera caminando. Lo miré a los ojos y antes que pudiera emitir algún sonido, comenzó a señalarme el papel que él mismo había puesto en el suelo. Particularmente, no tengo ningún problema en levantar del piso mugre ajena y depositarla en el cesto correspondiente, pero cuando el asunto involucra mimos, ya pasa a ser un problema mayor, desde ya esta claro que los payasos (clown) no nos llevamos con los mimos. Ante mi negativa y mi súplica desesperada por seguir mi camino, el muchacho no solo no me dejaba pasar sino que seguía con su triste actuación de enojado por la suciedad y para colmo se sumó un segundo mimo. Éste era el que más me molestaba. Tenía en la cabeza pelo duro con rulitos cortos, llevaba unas lágrimas negras pintadas en sus cachetes y se lleva los puños cerca de los ojos, prentendiendo estar llorando porque yo no quería colaborar con la causa. Incluso llegó a señalarme a mí y al puto papel para que de una buena vez lo recolectara. si bien hice la propuesta de hacerlo llorar en serio y a costas de un golpe de puño de mi parte, el sujeto hizo caso omiso a mi gran idea. Soy un tipo manso, pero tengo una derecha más que respetable.
Durante diez minutos discutimos los dos mudos y yo, que tuve que contenerme de golpearlos ya que temía que algún miembro de la Sociedad Protectora de Mimos estuviera presente para denunciarme por la masacre que estaba por desatarse.  
Finalmente logré huir pensando que lo de los mimos es algo muy Tellerman, muy afrancesado, que evidentemente el mal gusto también le llegó a Mauricio Macri, que zarpado en limpiar la ciudad lo único que sigue haciendo es ensuciar su triste, muda, rayada, gastada y detestable imagen.