miércoles, 8 de mayo de 2013

Mi casa




Antes de empezar solo quiero decir: Por qué mi casa se ensucia tanto?
Hoy me puse a limpiar mi casa, y mientras lo hacía debatía, conmigo mismo, qué utilidad o con qué fin Dios creó la suciedad. Osea, Dios dijo: “Que se haga la luz, y la luz se hizo” y después qué? Seguro que vió todo eso y dijo: “fuaaa! soy groso”
Quizás pensó: “Cómo puedo arruinarles tremenda creación qué hice? Si, ya sé, voy a crear algo que desembellezca la belleza si ellos la dejan estar”.
Lo habrá hecho para que no nos olvidemos de lo bello que él creó? La cosa es que, limpiar y arreglar mi casa, es difícil como aprender ruso, y no solo eso, sino que lleva muuuucho tiempo.
Empecé por mi cama. La famosa estirada de sábana y frazada quedó evidenciada por lo arrugada y suciedad de las mismas. Así que tuve que destender todo para volver a empezar. Vieron que siempre cuando se estira de un lado, queda corto del otro? Es un suceso que no se porqué pasa, pero pasa. Que si le doy un poquito mas de sábana a la derecha se queda corta a la izquierda. Que si tiro de la cabecera, me queda corta del otro lado. Y lo peor de todo esto es que, luego de tiradas y estiradas, dobladas y enderezadas, la cama me queda mal tendida. Y no solo eso, sino que al intentar ajustar la sábana al colchón, la arrastramos por todo el piso sucio, teniendo que cambiar la misma.
Luego seguí por lavar los platos. Si algo detesto, es lavar. Porque siempre ese pedacito de carne pegado en el fondo se aferra como bebé a la mamadera, y es una ardua tarea quitarlo. Raspamos, frotamos, enjuagamos y el pedacito está ahí y hasta puedo ver como me sonríe y me dice: “Vas a tener que hacer mucho mas para sacarme”.
El poner a secar los platos es un ritual no apto para cardíacos. Es jugar al “yenga” contra el destino. Luego de creada la base con los vasos se prosigue a poner ollas y jarroncitos encima, para luego añadir el colador, el pela papas, el prensa papa, los platos acompañados del pedacito de carne que se nos burla, para el evento final: La fuente. Al apoyarla podemos sentir el roce de los vasos con los platos, el crujir del prensa papa o el rajarse de el plato hondo puesto como “pilar” de nuestra torre.
Luego, cuando necesitemos algo será lo menos accesible seguramente. Hay una ley que, si no me equivoco, se llama “Teorema del objeto mas lejano” o “Axioma del objeto menos accesible” que dice: “La distancia entre tu mano y la vajilla que busques será totalmente irrelevante ante los obstáculos que encuentres en dicha distancia”. Buscar una cucharilla será igual o tanto mas difícil que sacar la fuente de la punta de la torre. De cualquier manera, sacar 1 vaso será igual a 1 plato roto.
Ahora viene el trabajo mas difícil: El aspirado. Un cocainómano estará sonriendo y diciendo “papita pa’l loro”. Pero no me refiero a ese aspirado, sino al aspirado de la alfombra de la pieza. Osea, yo no seré “Don Aspiradora” pero creo que tengo las mañas necesarias para quitar esa pelusa rebelde enganchada entre la pata de la cama y la mesita de luz. Pero creo mal, por mas que pase de arriba a abajo, de izquierda a derecha o ejecutando la parabólica humana, la pelusa sigue ahí. Aunque cambie los accesorios de la aspiradora, ponga el cepillo, el aspira-sócalo, la punta triangular, la punta plana tamaño medio, la pelusa va a seguir siendo parte de mi piso. Al final, uno termina recogiendo pelusa por pelusa con la mano y poniéndolas en la punta de la aspiradora para luego decir: “Hasta la vista, baby” y soltarlas y sentir el “Slurp” de la aspiradora tragando la pelusa.
Luego fuí a por el baño. Vale decir que para ser el cuarto de higiene de una casa, mi baño está muy sucio. Voy a obviar el lavado del inodoro, ya que cualquier chiste resultaría obvio, para comentar el lavado del piso. Me resulta imposible al día de hoy introducir el secador de piso entre el inodoro y la bañera. Aunque me compre el secador mas angosto del planeta, no va a entrar en ese estrecho lugar, pero eso si, la suciedad entra por toneladas. He encontrado desde pelos hasta restos de plástico de algún shampoo roto con la caída.
El lavatorio de manos tiene restos de vello de la afeitada mañanera, pegotes de dentífrico y hasta manchas de jabón. Qué irónico no? El jabón me ensucia el cuarto de higiene. Y con qué se supone que quite el jabón? Con mas jabón? Si es así, entenderán por qué obvié la explicación de la limpieza del inodoro.
Ahora si, estoy listo para barrer la sala-comedor. Mas que una barrida es una intervención quirúrgica. Abro las ventanas, ventilo el lugar. Barbijo en boca empiezo el trabajo siempre de las esquinas al centro. Todo es fácil, o eso parece, porque la suciedad se eleva, y cuando entra en reposo, vuelve a ensuciar donde ya barrimos, y lo peor, es como si se multiplicase en el aire y cayera en mayor cantidad. Luego de hacer una pila de basura, levanto con la pala en una secuencia que siempre es incómoda. Cómo tomar la pala y la escoba al mismo tiempo? La pala, mango corto. La escoba, mango largo. Hay que agacharse para poder apoyar la pala en el piso, pero no tanto como para poder tomar la escoba por su mango y arrastrar la basura a la pala. Y siempre, pero creanme que no les miento, siempre algo de basura queda de esa pila. Es como los pasajeros del tren, por mas que el tren sea enorme, uno se quedará puteando porque no pudo subir.
Ahora vuelvo a preguntarme: Por qué mi casa se ensucia tanto?