lunes, 13 de mayo de 2013

Siempre gano al ajedrez


Si bien es sabido, el ajedrez es para gente inteligente y pensadora. Pero nosotros también podemos jugarlo. Esta guía no pretende transformalos en grandes jugadores, sino, en ganadores de dicho juego. En pocas palabras: Ganar, cueste lo que cueste.Lo primero que haremos es explicar los elementos.
Tablero: 8 x 8 casillas blancas y negras intercaladas, podemos ver claramente que el juego no es discriminativo en este punto, numerdadas del 1 al 8 y de la A a la H, con lo que podemos ver que se trata de un juego analfabeto en proceso de aprendizaje.
Piezas: 32 piezas. 16 blancas y 16 negras. Cada jugador (dos mínimo, dos máximo) deberá elegir piezas todas del mismo color, con lo que ya empezamos a notar signos de racismo en el juego.
Cada pieza tiene un nombre y un rol en el juego. Ellas son:
Peones: Son lo que llamaremos carne de cañón. Siempre van para adelante, de una casilla en una casilla, ante el lema de retroceder nunca rendirse jamás. Lo único malo es que cualquier pieza, enemiga o no, que se les ponga delante hace que el peón se quede inmóvil, por lo que analizando esto, resultó ser una pieza muy cobarde que no enfrenta a los demás. Come en “diagonal”, un restaurante bastante fino de la zona de Del Viso. Contamos con 8 de ellos.
Caballos: Contamos con tan solo 2 de ellos. Se mueven trazando una L. Seguir sus movimientos es una tarea casi imposible, pero con el tiempo, sigue siendo igual de imposible. Saltan por encima de las demás fichas, se mueven tanto para adelante como para atrás, en fin, hacen su vida.
Alfil: Flacos aburridos que simplemente se mueven en diagonal. Aquél que se mueve entre casilleros blancos, solo lo hace con los blancos. El que lo hace con los negros, solo los negros, evidenciando una vez mas, el racismo de este juego.
Torres: Son nuestra fortaleza. Se mueven por todo el tablero tanto horizontal como vertical, y su comida favorita son los peones. Sus hobbies: Fumar y hacer argollitas de humo. Solo tenemos 2, así que deberemos cuidarlas.
Reina: La que se acuesta con el capo del juego. En realidad se mueve por todo el tablero, y se come tanto peones como caballos. Una reina bastante, em, facilonga?
Rey: Realmente, es el mas inútil del juego pero, como en la vida misma, es el que maneja a todas las demás piezas. Todos deben protegerlo y, de ser necesario, dar la vida por el. Además de inútil, se mueve lento, de 1 casilla por turno.
Bien, sobre el posicionamiento de las fichas, se deberá leer otro manual, ya que es una regla común en todo juego de ajedrez. Solo decir que los peones, tales como campesinos o trabajadores de la vida, irán adelante para morir mas rápido. Mostrando, una vez mas, la discriminación y anarquía de este juego.
El primero en jugar será el dueño de las fichas blancas, racismo latente, pudiendo mover la ficha que quiera y pueda. Es importante en este juego no solo verle la cara al otro jugador, sino de hacerle creer que estamos ideando un maravilloso y macabro plan. Risas maléficas antes de cualquier movimiento servirán. Relamernos. Mover las manos, como contando cuántos movimientos nos faltan para un jaque mate, será imprescindible. Al mismo tiempo murmuraremos sonidos inentendibles y, entre medio de ellos, sonoros “…le como el alfil y jaque mate…” o similares.
Durante el juego no le quitaremos la vista a nuestro oponente en ningún momento, esto para que, en el instante que el se distraiga, tomaremos una ficha de el y la revolearemos debajo de la mesa. No es recomendable tomar piezas muy importantes. No tiene sentido, por ejemplo, tomar el rey y tirarlo 13 yardas al norte, ya que nuestro oponente, al notar la falta de dicha pieza, se percatará que estamos haciendo trampa una jugada magnífica, y no querrá jugar.
Cuando sea su turno trataremos de distraer su atención con conversaciones vacías de contenido, pero a la vez, intimidantes. Comentarle de como Garry Kasparov nos copia nuestras jugadas o de aquella vez que le ganamos a Frank Mayer 2 a 1 en el suplementario con jaque mate de oro.
Si pasado un tiempo, 2 a 3 minutos, nos vemos en desventaja numérica, utilizaremos la maniobra de Bayer que consiste en estornudar volteando la mayor cantidad de piezas con manos y, por que no también, patadas a la mesa. Hecho esto, un “disculpá, volvamos de cero” alcanzarán.
Probaremos mover nuestras piezas con movimientos prohibidos de pizarrón y convenientes para nosotros y nuestro juego. Al vernos cuestionados por ellos diremos que esa jugada está reglamentada en el Folio 3 Sección 32 de las Reglas del Ajedrez.
Escupir el tablero para que el no apoye sus piezas en casillas pre-jaque, hacer enroques con caballo propio y torre ajena, mover el rey como si fuera la reina, montar un peón al caballo y en el lado derecho el alfil, en calidad de lanza para “justas”, y con las tres piezas en una, cual power ranger, derribarle 2 torres y 4 peones, o comer en diagonal varias fichas al estilo “damas chinas” serán movimientos osados, pero necesarios si queremos ganar.
Un movimiento muy riesgoso pero que a veces tiene su gustito en realizarlo será, previa distracción del enemigo, girar el tablero y vernos con una nueva perspectiva de ataque además de contar con un nuevo ejército y mas numeroso.
Finalizando, al ganar, no se olviden de quitarse la camiseta y girarla cual hélice de helicóptero en picada. Señalar al rival y realizar gestos burlones. Formar un círculo, dedo índice y pulgar mano derecha, e introducir el dedo índice de la otra mano. Tirar la ficha del rey al suelo y bailar mientras esta gira descontroladamente y ya acabando el festejo, tomar por la cintura a nuestro rival y practicarle la maniobra de Heimlich al ritmo de “Te gané, te gané” para despedirnos con un “Cuando quieras te doy la revancha”.
Kasparov tiembla conmigo gente...